No podemos negar la naturaleza social de nuestras vidas como seres humanos, buscamos interrelacionarnos unos con otros en cualquier actividad, ya sea del trabajo o del ámbito personal. Nuestra relación se describe como integrantes de un grupo o equipo, en el cual dos o más personas interactúan, son interdependientes y tienen objetivos comunes.
Nuestra manera de comportarnos depende de las costumbres derivadas del entorno social, donde nos desenvolvemos y vamos aprendiendo con el paso de los años desde que somos niños, además, somos dependientes de la naturaleza, por ejemplo, del clima y del ambiente.
El clima marca nuestras pautas de vida diarias y por lo general evitamos ser víctimas de las inclemencias, esto es, salimos con paraguas y procuramos estar en casa o en un lugar cerrado por las tardes si se trata de un día lluvioso, buscamos vestir abrigos y bufandas si hace frío o mucho viento y si es un día soleado, preferimos las actividades al aire libre o hacerlas bajo la sombra para no sufrir insolación.
Así pasa en lo social, dependiendo de nuestras costumbres, tomamos decisiones respecto a la afinidad con otras personas y definimos con quien queremos tener una buena relación de trabajo o de amistad. Se dice que en el trabajo pasamos una buena parte del día y los compañeros de trabajo se convierten en una especie de familia, por lo tanto, al desarrollar estas relaciones vamos cumpliendo expectativas de comunicación y amistad, esto se ve reflejado en los estados de ánimo que se perciben en un entorno de trabajo.
Lo mismo sucede cuando un buen amigo nos invita a una fiesta con varios días de anticipación, prácticamente nuestro estado de ánimo se resume en alegría y pasamos el tiempo pensando por ejemplo, qué vestiremos, el regalo que llevaremos, los amigos que veremos, los temas que platicaremos, las actividades que realizaremos, en fin, pensamientos que nos inundan en un estado de ánimo positivo que se refleja en el trato con quienes nos rodean.
Por el contrario, si tenemos un problema con un amigo o con un compañero de trabajo, por un malentendido, por una equivocación o por falta de comunicación, nos enojamos, nos frustramos, no queremos continuar ahí y buscamos que todo termine rápidamente para escaparnos e irnos a casa.
Lo descrito, es un tema de ambiente, en el primer caso, el ambiente nos agrada, nos hace sentir cómodos y queremos permanecer la mayor parte del tiempo ahí. El segundo, es un ambiente hostil que nos incomoda y que rechazamos reflejando nuestra inconformidad en todo lo que hacemos y en todos aquellos quienes se encuentran cerca de nosotros.
A esto se le conoce como ambiente o clima laboral, un factor determinante en la productividad, la buena convivencia y en el funcionamiento adecuado de un equipo de trabajo, donde todos sus integrantes buscan apoyarse y cumplir juntos con los objetivos encomendados.
El líder de un grupo tiene la responsabilidad de que el ambiente laboral permita una adecuada interacción entre los integrantes. Debe hacer los posible para sintonizar a los equipos.
EL LÍDER Y SU EQUIPO
Ser integrante de un grupo limita a percibir el ambiente y actuar conforme convenga, eso es sencillo y acota la responsabilidad sobre influir positivamente en el ambiente o implementar acciones que permitan hacer mejoras en el clima laboral. Por el contrario, el líder de un grupo, un supervisor, un jefe o un gerente, tiene total responsabilidad de que el ambiente laboral permita una adecuada interacción entre los integrantes del equipo de trabajo, es decir, deben hacer lo posible para “sintonizar” mejor los equipos, logrando esto, todos y cada uno de los integrantes ejercen un poderoso efecto en el compromiso y la motivación de los demás.
Se concentra en el líder la enorme responsabilidad de procurar que el ambiente laboral sea adecuado, y para aprender a hacerlo debe analizar y replicar prácticas que han dado resultado. Por ejemplo, el libro “Estrategia de éxito empresarial” de Roberto Servitje, quien es uno de los fundadores de la empresa Bimbo y hermano menor del recientemente fallecido Lorenzo Sertvije, dedica un capítulo a la importancia de la filosofía empresarial y enfatiza que los valores fundamentales de la humanidad son:
- Respetar y querer a las personas
- Permitir que crezcan
- Solidarizarse con ellas
- Ser generosos
- Tener presente que el trabajo tiene un mérito
Esto pone de manifiesto que el mayor reto del líder es contagiar a todos los colaboradores de la filosofía empresarial y ser congruentes dando el ejemplo.
PROCURA EL AMBIENTE LABORAL CON ESTAS IDEAS
Tal vez parezca una ardua tarea contagiar a los colaboradores de la filosofía empresarial, pero se pueden seguir algunas ideas para que se encamine al equipo de trabajo a procurar un ambiente laboral que permita la unión, compromiso y cooperación. Por ejemplo:
- Compartir el propósito
- Fomentar la empatía
- Escuchar y contar historias para que al recordarlas, los pensamientos provoquen buenos sentimientos que harán que las nuevas historias los tengan también
- Construir confianza
- Retroalimentar y recompensar oportunamente
- Celebrar en conjunto el avance logrado
Otro reconocido estratega, Jack Welch, quien fuera por un par de décadas y hasta el año 2000 el director general de la exitosa y gigante empresa General Electric en su libro “Hablando Claro”, específicamente en el capítulo titulado “La fábrica de personas”, hace mención de que con el paso de los años han aplicado toda clase de gráficas estadísticas para descubrir el talento y clasificar el rendimiento y el potencial del personal, así mismo, todos los líderes tienen la encomienda de desarrollar grandes personas, que a su vez generan grandes productos y servicios. De esta manera se fomenta el trato con dignidad a todos los colaboradores y se les da una oportunidad.
Finalmente, y para dar paso a la reflexión, Lorenzo Servitje en su diario hace un listado de buenas intenciones que todo líder debe tener, el cual es majestuosamente recopilado por Silvia Cherem en su libro “Al Grano” y se destaca la siguiente frase:
“Sensible al dolor de los demás, abierto, franco, cordial, dueño de mí, calmado, prudente, paciente y activo. Enérgico, perseverante, compasivo, alegre, optimista, bondadoso, generoso, amable y sacrificado. Sincero, leal, humilde, considerado, servicial, puntual y desprendido. Ordenado pero flexible, preciso, decidido, previsor, íntegro, noble, educado, comunicativo, articulado y persuasivo. Idealista, soñador”.
Una larga lista de virtudes e intenciones que si un líder decide ponerlas en práctica y ser ejemplo, como consecuencia logrará un equipo de trabajo de alto rendimiento y un ambiente de trabajo inmejorable.
Artículo publicado originalmente en la revista Efecto B en su edición abril-mayo 2017.
Copyright © La autora es Patricia Luna Arredondo, socia fundadora y directora de Calimeria Business Intelligence, SA de CV, empresa especializada en soluciones para la alta dirección y gerencia, dedicada a desarrollar la capacidad de ejecución estratégica y competitividad de personas y organizaciones en diversos temas relacionados con la gestión y desarrollo de negocios. calimeria.com