Categorías
Estrategia

Polvo de estrellas

A la cooperación y colaboración con el efecto sinérgico al ejecutar la estrategia se le conoce como el desarrollo de la capacidad de ejecución estratégica.
El proceso estratégico y los objetivos resultantes así como en su instrumentación (las estrellas y su pulverización), logra indudablemente que el poder de ese “polvo de estrellas” sea la clave del éxito para desarrollar la capacidad de ejecución estratégica.

En una analogía, se puede entender a los objetivos estratégicos como estrellas; conjuntamente en su resplandor, son la guía para llegar al destino deseado y diseñado. En ese sentido, se espera que la estrategia baje o se pulverice hasta llegar a tocar a cada persona y que logre cubrir hasta el último nivel de la estructura organizacional, para que todos los colaboradores sepan lo que tienen que hacer y lo hagan.

El proceso estratégico y los objetivos resultantes, así como en su instrumentación (las estrellas y su pulverización), logra indudablemente que el poder de ese “polvo de estrellas” sea la clave del éxito para desarrollar la capacidad de ejecución estratégica.

Desde el siglo pasado las empresas procuran realizar al menos cada tres años, ejercicios profundos de planeación estratégica para obtener claridad en distintos frentes respecto del camino a seguir para llevar a la empresa a su éxito competitivo y sustentabilidad.

El proceso estratégico normalmente es conducido por los integrantes de la alta dirección y algunos consultores externos que intervienen, proceso que indudablemente está lleno de análisis y reflexiones profundas en un contexto amplio con respecto a las características, condiciones y capacidades actuales y futuras, esto es, analizando cuidadosamente los cambios en el mercado, las necesidades de los clientes y consumidores finales, los avances tecnológicos, las nuevas regulaciones e incluso, también se consideran cuestiones demográficas y culturales. Además, se realizan análisis de capacidades internas en sistemas, procesos, cultura, clima, colaboradores, agilidad, aprendizaje, comunicación, entre otros elementos. Con esto, la estrategia resultante está basada en una serie de hipótesis que se abren en múltiples perspectivas y que de alguna manera concretan y clarifican el estado o situación final deseada que la empresa deberá alcanzar, esto en algún momento en el tiempo futuro previamente especificado.

Para lograr lo anterior, se definen los objetivos ejes o estratégicos, que en una analogía se parecen a las estrellas, conjuntamente en su resplandor guían para llegar al destino deseado y diseñado, por lo que se espera que la estrategia baje o se pulverice hasta lograr cubrir el último nivel de la estructura organizacional y toque cuidadosamente con su polvo a cada persona, es decir, cada uno debe conocer lo que se tiene que hacer y lo que se espera como resultado, de manera que si todos y cada uno de los colaboradores saben lo que se tiene que hacer y lo hacen, se logra un valioso efecto sinérgico.

Indudablemente para tener éxito en la ejecución estratégica, el poder de ese “polvo de estrellas” debe llegar a cubrir a todos y cada uno de los individuos en la organización y los líderes tienen la gran responsabilidad de mantener su brillo para desarrollar la capacidad de ejecución estratégica, en otras palabras, el elemento amalgamador del “polvo de estrellas” siempre será el liderazgo adecuado para mantener la dirección, enfoque, entusiasmo y ritmo de ejecución; esto permite a la organización avanzar en la ejecución estratégica y hacer realidad el futuro poco a poco al transcurrir las acciones en el presente.

Hay que considerar que la ejecución de la estrategia suele tomar más tiempo que su formulación, por lo que la ejecución se divide en etapas que se ejecutan en el corto plazo (un año por lo general), al terminar este periodo, la estrategia debe actualizarse ya que algunos elementos se lograron, otros cambiaron, otros se quitaron y quizá otros se sumaron, esto se hace para enfocar el siguiente ciclo o etapa anual en objetivos y nuevamente se debe pulverizar la estrategia.

También hay que modificar la forma común de ver si la empresa va por buen camino, todavía se encuentran empresas en donde se evalúan distintos factores principalmente los resultados financieros y la excelencia operativa, esto ha sido vital para las empresas y su éxito se mide con la rentabilidad total para los accionistas, sin embargo, hoy en día, el mantener a la empresa operando no le augura el éxito sustentable en el largo plazo, ya que actualmente los nuevos modelos de negocios, las estructuras de mercados y las características de los clientes son altamente cambiantes en sus inquietudes, exigencias y necesidades, por lo que es interesante prestar la debida atención al respecto tanto en el proceso estratégico y los objetivos resultantes, como en su ejecución (estrellas y su pulverización.).

Se entiende como presuntamente buena la estrategia, si quienes participaron conjuntamente en los procesos de pensamiento, lo concluyen estando en consenso y satisfechos con los resultados vertidos en los documentos resultantes y con la expectativa o esperanza de que serán ejecutados en los horizontes de tiempo de corto, mediano y largo plazo previamente determinados.

También se entiende que aun cuando existe cierta ambigüedad en el entendimiento o evaluación de si una estrategia es robusta y acertada o no, la conclusión siempre es que la estrategia no lo es todo, es parte del fin y del principio de la ejecución estratégica, esto es, no se sabrá si es buena o mala, hasta que ésta sea ejecutada. Sin embargo, una de las preguntas más recurrentes una vez concluido el proceso estratégico y su instrumentación por los integrantes de la alta dirección es ¿Cuán frágil puede ser la estrategia?, aquí se evaden las posibles respuestas argumentando que una adecuada comunicación de la estrategia por medio de mapas estratégicos y apoyándose en la dirección por objetivos en toda la organización a nivel grupal e individual, permitirá alinear los procesos clave, la toma de decisiones y el compromiso de los empleados con las metas. Sin embargo, la comunicación es solo el inicio de la ejecución y no es suficiente; es necesario que los gerentes den seguimiento, prueben, revisen y comprueben que la ejecución se está dando y es la correcta, de lo contrario, deben corregir el rumbo de manera inmediata ajustando lo que sea necesario, ya que las estrellas y su polvo, activamente iluminan el camino por donde se decidió previamente transitar.

Cualquier líder que lo sea independientemente de su nivel de autoridad formal por organigrama, debe comprender y usar positivamente el poder del polvo de estrellas, la estrategia es frágil aun cuando se entienda robusta, y su fragilidad recae en la ejecución.

Todo esto deja tangible para todos en la organización la consecuencia inmediata del claro entendimiento de la dirección y del camino, el objetivo a lograr y el poder de la ejecución; de esto se trata la cooperación y la colaboración con el efecto sinérgico, permitiendo la ejecución a un buen ritmo dentro del equipo de trabajo, éste es el poder del polvo de estrellas.  Y a esto se le conoce como el desarrollo de la capacidad de ejecución estratégica.

Copyright © La autora es Patricia Luna Arredondo, socia fundadora y directora de Calimeria Business Intelligence, SA de CV, empresa especializada en soluciones para la alta dirección y gerencia, dedicada a desarrollar la capacidad de ejecución estratégica y competitividad de personas y organizaciones en diversos temas relacionados con la gestión y desarrollo de negocios. calimeria.com

Photo credit: sianmonument via Foter.com / CC BY-NC-ND